Dichos hematíes se logran mediante la eritrosedimentación; esta es una técnica de laboratorio que midela velocidad con que sedimentan (decantan, caen) los glóbulos rojos o eritrocitos.
Para ello la sangre no debe coagularse, motivo por el cual, a la sangre extraída se le adiciona una sustancia anticoagulante (la más común es citrato de sodio al 3,8 %).
La sangre, homogeneizada, se carga en una pipeta (tubo graduado en milímetros), se coloca en un soporte y en un tiempo determinado: 60 minutos si está la pipeta a 90 grados de la mesa donde se apoya el soporte, o menos tiempo cuanto menor sea el ángulo entre la mesa y la pipeta. Hay soportes especiales que permiten inclinaciones controladas para obtener ángulos diferentes a 90 grados.
Al cabo del tiempo establecido, se procede a leer cuantos milímetros han sedimentado (bajado los glóbulos rojos). A mayor edad, es mayor el límite de lo normal (Ej: a los quince años es normal hasta 12 mm, a los sesenta años es normal hasta 35 - 30 mm).
Los valores aumentados indican alguna o más de estas tres situaciones:
Tampoco es específico, es decir, no indica en qué lugar del organismo está instaurado el problema, pero valores aumentados alerta al médico sobre una situación que debe investigarse, por ello, este análisis (que aumenta desde una caries hasta un cáncer), es parte de las rutinas básicas de laboratorio y de los chequeos de salud.