Aunque inicialmente concebida como como un método alternativo al procedimiento quirúrgico, en la actualidad, existe una constante expansión en sus indicaciones debido a sus demostradas ventajas en cuanto a reproductibilidad y reducción en el tiempo quirúrgico (promedio según series entre 30-50 min), reducción en los costes hospitalarios y, al menos aparentemente, también en la morbimortalidad. En la mayoría de los centros, la técnica de mayor difusión es la de Russel, en la cual, básicamente, el tubo de gastrostomía no se introduce por la boca y el gastroscopio sólo se introduce una vez.
La técnica comienza colocando al paciente en decúbito supino y localizando el punto de punción a nivel del cuadrante superior izquierdo, justo por debajo del reborde costal. Tras la limpieza con antiséptico de la zona, se seda suavemente al paciente y se anestesia localmente la faringe, tras lo cual se introduce el gastroscopio hasta el estómago. Se insufla aire para distenderlo de tal forma que se acerque a la pared abdominal, desplazando a la vez el colon transverso los más abajo posible. Se procede a infiltrar con anestésico local la zona de punción a nivel abdominal y, bajo visión endoscópica, se procede a la punción del estómago con una aguja de 18G y posterior introducción, mediante técnica similar a la de Seldinger, de una guía a través de la misma. Se retira la aguja y se realiza una pequeña incisión con un bisturí, insertándose un introductor pelable montado en un dilatador. Se retira este último y, posteriormente, se pasa a través del introductor pelable una sonda Foley. Se retira el introductor, se infla el balón del Foley con 5 ml de agua y se tracciona hacia pared gástrica, para que ésta se aproxime a la pared abdominal. Por último, se sutura la sonda al abdomen.
En general, puede afirmarse que la técnica de GEP es de elección en aquellos pacientes que requirien soporte nutricional prolongado o permanente por imposibilidad para la deglución , por disfagia funcional por patología neurológica vascular o traumática. También pueden incluirse todas las indicaciones generales de gastrostomía quirúrgica, siempre que exista un elevado riesgo quirúrgico, así como en pacientes con edad avanzada, malnutrición severa y patología neurológica grave, traumática o neoplásica. Como contraindicaciones se citan las obstrucciones completas a nivel faringeo o esofágico, la ausencia de visualización de la luz del gastroscopio a través de la pared abdominal (ambas serían indicaciones para la gastrostomia percutánea fluoroscópica), obesidad importante, la sepsis y la coagulopatía. Los antecedentes de cirugía abdominal o la ascitis son contraindicaciones relativas.